Presentar una segunda vida al instrumento es un pasatiempo agradable para cada ama de casa, especialmente si está asociado con alguna modificación. Nuestro paciente hoy es un viejo hacha de doble filo con un mango roto.
El hacha se encontraba en una condición bastante aceptable, por lo que de las operaciones de restauración fue necesario limpiarlo con una amoladora, primero con un cepillo duro y luego con una muela abrasiva. El cepillo eliminó los rastros de corrosión, debido a que la muela no se obstruyó con óxido, sino que limpió con calma el fregadero de la superficie del metal.
Para el nuevo hacha, se decidió utilizar una cadena con eslabones soldados. Para implementar esta idea, debe estirar una pieza de la cadena en diferentes direcciones tanto como sea posible y hervirla mediante soldadura eléctrica.
Agregue brutalidad a la nave más que la cadena actual enrollada en un hacha y un gancho soldado en su extremo. El trabajo de soldadura está listo y el toque final de la pintura, después de lo cual debe probar una nueva herramienta inusual.